El punto de la vergüenza

En Anduva nos enfrentábamos a un equipo construido con cedidos de Primera, descartes de Segunda A y promesas de Segunda B. Hablo de un equipo porque ellos sí que demostraron serlo en el campo, presionando al máximo y yendo a por la victoria. Este equipo es el mismo que perdió 4-0 contra el Alcorcón la semana anterior y que dispone de un límite salarial de 4,4 millones.

Esa superioridad económica no se plasmó en absoluto en el césped. Peor aún, el Mirandés fue el equipo que más mereció llevarse los 3 puntos aunque Vicente Moreno lo viera de forma distinta («Hemos intentado ir a por la victoria. Y cuando vas de forma descarada a por la victoria, el rival se puede aprovechar como en la acción del segundo gol»).

Sigo preocupado por la permeabilidad defensiva. Hemos pasado de ser la mejor defensa de la categoría a encajar casi en cada partido (4 goles en los 3 últimos partidos). Ayer sufrimos en particular por la lentitud de David López y la mala prestación de Óscar Gil. Por desgracia, volvimos a ver las carencias habituales de un equipo zombie. Falta de presión, de control del balón y de ocaciones generadas. Hubiéramos sido aún más penalizados sin un buena actuación de Diego López y un Nico Melamed providencial en el último minuto. El joven canterano anotó tal vez el gol que menos he celebrado como perico porque no consiguió tapar la nefasta actuación del equipo.

Por otra parte, como si no fuera suficiente, el Míster volvió a tirar de tópicos: «enfrente había un buen equipo, con buenos jugadores que están haciendo una buena temporada«. Esto lo sabemos todos. Semana tras semana nos enfrentamos al Bayern de Múnich del 8-2 de Lisboa. No es la mentalidad que quiero para mi club. No es el mensaje a comunicar a la prensa e indirectamente a la afición ¿Dónde está la rabia por sacar un punto contra un rival con un presupuesto 10 veces inferior? ¿Dónde está la exigencia de pelear por ganar la Liga?

No nos podemos conformar con esas declaraciones desconectadas de la realidad ni con esa actitud del equipo en el campo. Nuestro buque blanquiazul va a la deriva sin que nadie quiera cambiar su rumbo. Necesitamos que nuestro almirante chino actue antes de que sea demasiado tarde. Todos conocemos la fragilidad mental que este grupo arrastra desde la pasada temporada. Por ese motivo, los playoffs no pueden ser una opción y hay que actuar en consecuencia. Toca volver a navegar hacia las aguas de Primera cuanto antes y esto pasa por un cambio de capitán.